martes, 6 de julio de 2010

Diario de un reportero


Luis Velázquez

DOMINGO
La dicha de un reportero
Era carnaval, en Los Portales. Elías Chávez, Ignacio Ramírez, Rodolfo Guzmán, un gerente de Proceso y el tundeteclas pidieron una orden de mariscos para pelar.
--¿Cerveza para todos?, preguntó Elías, tronando el dedo al mesero pendiente.
Una marimba entonaba ‘’Amor perdido’’ que Nacho cantaba, hasta donde se podía, de manera afinada, con ritmo.
En el plato del centro los cadáveres de los camarones esperaban el ataque de las moscas y Elías Chávez, pendiente de la euforia etilícia, sugirió:
--¿Echamos algo fuerte al estómago?
Y sin esperar la respuesta, ordenó whiskazos para todos.
Una hora después de cuatro copitas para cada uno, otra vez Elías puso el desorden:
--¿Echamos algo suave al estómago?
Y de inmediato, el maestro Elías Chávez ordenó vino francés para todos.
Al ratito, sabrá Dios cuántas horas después, el gerente de Proceso estaba trepado, descalzo, en la mesa, bailando, según él, la bamba, mientras el resto de los reporteros reía y aplaudía…

LUNES
‘’La escondida’’

Se llamaba ‘’La escondida’’ y ha sido el antro más prestigiado y famoso de Veracruz, pues las chicas, sin excepción, tenían entre 17 y 22 años, la más vieja. Y todas andaban en la pista en sabroso traje de baño y apenas, apenitas, un sostén que multiplicaba sus montañas exuberantes.
A las dos de la mañana, luego de terminar su columna ‘’Escribiendo la verdad’’, el reportero Juan Zanoni de la Garza llegaba acompañaba del reportero de policía, Mario Alcántara.
Y los dos ya tenían apartada la mesa principal, con una botella de whisky y dos chicas, listas, esperando a los galanes.
El gerente, un tipo alto, robusto, fornido, que pasaba las mañanas en el gimnasio, se esmeraba porque Zanoni, el reportero más importante de su tiempo en Veracruz, estuviera a gusto, feliz.
Nunca, jamás, pagaron la cuenta. Tampoco la ficha para que las chicas se fueran con ellos. Tampoco los tehuacanes ni los cigarros. Los periodistas de entonces tenían toda la fuerza del mundo. Es más, el guarura principal del antro los cuidaba y hasta servía de chofer por si se pasaban de copitas…

MARTES
Conquistas sociales
Antes, mucho antes de que Dios creara a Adán y Eva, los jefes de prensa de los políticos solían tratar a los reporteros de la siguiente manera:
En cada gira, a la hora de escribir en la sala de prensa, un enviado especial les metía en la bolsa de la camisa y/o de la guayabera un sobrecito repleto de billetes de 500 y mil pesos para que escribieran mejor del jefe.
En la noche los hospedaban en el mejor hotel de la ciudad y el bar del restaurante estaba abierto para los gustos más exigentes en materia de licores. Incluso, hasta botellas de whisky, rodeadas de flores y frutas de la época, les instalaban en la habitación.
Y a la mitad de la noche, cuando los cuerpos ya estaban alcoholizados, una edecán, una modelo del pueblo, una ex reina de las fiestas patrias, tocaba en la puerta, diciendo que era un regalo del gobernador…
Pero hoy la austeridad ha aniquilado la mitad de aquellas conquistas sociales logradas a la sombra de la revolución…

MIÉRCOLES
‘’Papito, ya acuéstate’’
El reportero aquel llegaba a su casa a las tres de la mañana, ebrio, apenas manteniendo el equilibrio, fumando el penúltimo cigarro del amanecer, con los ojos vidriosos, arrastrando las palabras.
Y de las cuatro bolsas de la guayabera empezaba a sacar, poco a poco, lentamente, billetes de 500 pesos y los iba extendiendo alrededor de la mesa del comedor, en fila india, mientras su pareja lo miraba, nunca se supo si avergonzada o dichosa, porque el jefe traía dinero (mal habido) a casa.
Entonces, el reportero alzaba la voz y ordenaba a su pareja le sirviera la penúltima copa.
--Pero, papito, ya acuéstate.
Y el reportero despotricaba contra el mundo, porque su orden había sido desobedecida.
Entonces, buscaba los cerillos en la bolsa del pantalón y prendiendo fuego a un billete de 500 pesos encendía el cigarro que en la espera se le había apagado.

JUEVES
‘’Embute que no te corrompa… ¡agárralo!’’
El presidente de la república llegaba en gira a la ciudad por unas horas y en un hotel, el mismo de siempre, la dirección de Comunicación Social instalaba la sala de prensa para que el ejército de reporteros y fotógrafos pudieran trabajar.
Desde temprano, la sala estaba abierta, repleta de antojitos, refrescos, cervezas y licores, servidos por guapas modelos y edecanes, uniformaditas, con una sonrisa y una vocecita que doblegaba al más pintado.
Algunos reporteros solían reportear desde la sala de prensa, esperando los boletines para ‘’darles la vuelta’’ y enviarlos lo más pronto posible a la redacción de sus periódicos, dando la impresión de que ganaban la nota a los demás.
Todavía el presidente continuaba en gira y la sala de prensa olía a humo de cigarro y a whiskazos y a las risas y a las carcajadas de los grupitos de reporteros que para entonces se habían formado alrededor de la fogata.
A una hora de la tarde, una voz indiscreta pasaba el tip:
‘’Cuarto 202’’.
Todos sabían, sin excepción, que era el aviso para que los esforzados y abnegados trabajadores de la información pasaran a recibir el generoso embute que el gobernador había ordenado y que, además, como era lógico, se daba sin recibo.
Y para que no hubiera reproches de conciencia, algún periodista recordaba la memorable frase del gran reportero de Excélsior, René Arteaga, cuando decía ‘’embute que no te corrompa…. ¡agárralo!’’.

VIERNES
Amasiato por conveniencia
Los políticos han sido generosos con los reporteros.
Hay políticos, por ejemplo, que becan en el extranjero por dos y tres y cuatro años a los hijos de algún periodista, además, de que, claro, a ellos los incorporan a la nómina durante el sexenio completito.
Hay políticos que piensan en el futuro familiar y obsequian una casita de interés social, tipo Infonavit, al gremio reporteril, incluido un volchito en el garaje.
Otros políticos, sin embargo, suelen regalar un terreno en fraccionamiento residencial a los reporteros preferidos, aquellos a quienes, incluso, llevan a pasear en sus giras al extranjero.
Hay políticos que dan trabajo ejecutivo a la esposa del reportero, y en algunos casos, caray, hasta casa les ponen…
Unos políticos obsequian boletos de avión al reportero ansioso de viajar a cada rato a Cuba como si La Habana fuera, todavía, el patio trasero y paradisíaco de Estados Unidos.
Otros políticos son más democráticos, pues se quedan con parte del presupuesto, pero al mismo tiempo, salpican, y salpican bien, como, por ejemplo, financian periódicos para mirarse todos los días a 8 columnas.
Los políticos y los periodistas, asegura don Julio Scherer García, viven un ‘’amasiato por conveniencia’’, pues unos y otros se utilizan.

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